Page 68 - MONOGRAFIA 2023
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las haciendas y obrajes o emigrar a las ciudades para obtener medios de vida, el
proceso de expansión territorial de las haciendas continuó en los siglos XVII y XVIII,
lo que dio por resultado que a principios del siglo XIX muchos pueblos carecieran
de medios de producción, por lo que las invasiones de tierras eran constantes y
daban origen a innumerables conflictos con las autoridades, vecinos, hacendados,
mayordomos y administradores. En síntesis, fueron motivaciones culturales,
sociales y económicas las que impulsaron a los indios a participar en la lucha. Su
espíritu político se circunscribía a la vida comunal y a los acuerdos o diferencias que
tenían con los pueblos vecinos, con las instancias de gobierno locales, con los
clérigos de sus demarcaciones y los hacendados de las inmediaciones. En la
mayoría de los casos se trataba de preservar su status quo, su integridad
comunitaria, recuperar el equilibrio social y ajustar viejas cuentas. Una vez lograda
la independencia pocos fueron los beneficios inmediatos que obtuvieron los
indígenas y más bien resultaron perjudicados. Les afectó el receso económico y la
inestabilidad que caracterizó al país durante el primer lustro independiente.
Asimismo, les fueron adversas las nuevas leyes emanadas de la República.
Mediante las leyes de desamortización de bienes eclesiásticos y comunales,
impuesta por la ley Lerdo de 1856 y la Constitución de 1857, como parte del
programa liberal republicano de los gobiernos de Ignacio Comonfort y Benito Juárez,
se disolvieron las repúblicas de indios y las llamadas parcialidades o entidades
indígenas situadas dentro de algunas ciudades; se suspendió el régimen jurídico
especial de que gozaban, que incluía la existencia de juzgados para los indios, y, lo
más grave, se abolió la propiedad comunal de la tierra. En conclusión, se puede
decir que los indígenas que participaron en el movimiento insurgente lo hicieron
mayoritariamente por motivos personales o comunales locales. Su propósito no fue
lograr la independencia de Nueva España ya que no tenían la conciencia de este
territorio y su relación con la corona sólo era de súbditos que buscaban protección,
sus intereses se circunscribían a sus comunidades y pelearon por la esperanza de
mejorar su situación socioeconómica, para resolver rencillas locales, problemas con
los actores inmediatos, como eran los pueblos vecinos, las haciendas, los
funcionarios reales y los clérigos. Si a estas conclusiones añadimos que la gran
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