Page 62 - MONOGRAFIA 2023
P. 62
que nunca perdura, pero sí valiéndose de medios más eficaces, como los
contenidos en su obra literaria llamada “La tierra pródiga”. Agustín Yáñez sitúa a
sus personajes en un ambiente claramente definido; y quien quiera (a pesar de la
distorsión a veces geográfica, a veces física, que utiliza el autor), podrá identificar
al político influyente, el cacique, el amigo -del hijo- de un ex Presidente enriquecido,
en fin, señalarlos para siempre como quienes hicieron del vandalismo, la extorsión
y el asesinato, el juego de sus vidas para adquirir y quedarse con vastas tierras.
Aunque Yáñez circunscribe el problema de esta región, “pasto de toros bravos”, a
su última etapa, la cosa viene desde antiguo. Y para no ir tan lejos: conquista,
sometimiento, nueva conquista y exterminio de todos los pueblos naturales de las
provincias. En Chamela habrá quizás unos tres habitantes; otros más en Tenacatita,
casi o nadie en Cuixmala y en Apazulco los cerros de sus alrededores están
plagados de muertos; la Huerta, ya en el Valle de Expuchimilco, fue arrasada por
las tropas de los generales Agustín Olachea y Ochoa Urtiz en 1919 y todavía en
1928 el general Charis hizo estropicio en toda la región, desde la Purificación hasta
Tomatlán. Hubo pues en el municipio de La Huerta muy pocos habitantes -desde
hace cuatro siglos-, pero sí muchos caciques y hasta filibusteros como Bernard
Johnson. No es de extrañar pues que fuera tierra de contienda, de forajidos y
asesinos labiosos e ignorantes, … Tocó pues a Yáñez abrir la brecha y,
pacíficamente, hacer que se encarara a los señores feudales de la Costa, y de paso,
las trampas de que se valían para obtener el poder: leyes propias; papel moneda
de circulación recurrente; agio y soborno; policía privada; enganche y asesinato;
humillación ante el poderoso; hipocresía, mentira y escamoteo, y frente a esto, la
amenaza solapada. Pero las heridas de la colonización serían también visibles en
los años por venir. Pues la colonización estuvo acompañada de la destrucción de
un hábitat que había permanecido muy poco perturbado a lo largo de los años.
Agustín Yáñez celebraba en voz alta, como gobernador, la construcción de las
carreteras en la Costa. ─ “Cada día se hace justificada referencia al progreso que
suscitan los caminos”, decía. “Nunca, empero, se alude a cómo, por omisión,
provocaron más allá de su cuenca la postración y el abatimiento... y, en cierto
sentido, la detención angustiosa del tiempo”. Pero en su intimidad, como escritor,
52