Page 47 - MONOGRAFIA 2023
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beneficios del gobierno. Aun los indios confiaban lo suficiente en el sistema legal
como para buscar justicia en las Cortes, donde frecuentemente ganaban sus casos
ya que los tribunales generalmente reconocían la validez de las costumbres y las
leyes nativas. De esta manera, había un acuerdo general que hacía que el gobierno
real, al nivel local como el imperial, sirviera al interés público. La Real Audiencia era
un órgano colegiado, encargado de la impartición de la justicia, y “en su capacidad
corporativa compartían en gran medida con el virrey, capitán general o presidente,
las funciones del gobierno, e incluso tenían el poder de revisar los actos de estos
altos funcionarios”. (Haring, C. 1947 pp. 57-65). Las audiencias con menor ámbito
jurisdiccional –como era el caso de la de Villa de purificación se integraba por el
regidor, quien la presidía ex officio, y entre tres y cinco oidores –jueces– que
conocían de las demandas civiles y criminales, los cuales eran auxiliados por varios
funcionarios menores y empleados, tales como: el canciller, el alto alguacil, el
capellán, los relatores, los notarios, los custodios de fondos, los asistentes de los
abogados, y un abogado y defensor para los demandantes pobres. Este consenso
no significaba que todas las disputas eran resueltas en forma pacífica, ya que la
violencia irrumpía ocasionalmente. Pero tales erupciones eran poco frecuentes
buscando sólo remediar ciertas injusticias específicas que en ningún caso
pretendían desafiar el orden político, social y económico de la colonia. Este éxito se
debía, en gran medida, al hecho que el gobierno era aconsejado por su élite local,
lo que hacía que los mexicanos de la colonia solucionaran generalmente los
problemas de su Alcaldía en forma moderada, racional y práctica. La naturaleza de
esta época dependió de la forma como se efectuó la colonia, de los proyectos
personales de los adelantados, de las instituciones con las que contó la región, de
los recursos naturales y de la fortaleza que alcanzó la élite regional, seguramente
la terca ilusión de encontrar algún día yacimientos minerales fue lo que alentó a los
españoles a quedarse unos años más en los pueblos fundados en la costa, la carta
que enviaron los miembros del Ayuntamiento de Compostela al rey de España el 19
de febrero de 1533 refleja en toda su magnitud el desaliento que provoco el hecho
de no haber hallado el oro y la plata suficientes para recompensar los servicios
prestados a la corona, en dicha misiva los regidores expresaban que el área carecía
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